Cuando un emprendedor cree que ha dado con esa idea que cambiara al mundo se siente lleno de vida, ve a nuestro planeta tan pequeño que sabe que no habrá lugar alguno en el que no tendrá una acogida masiva y que su historia empresarial está a punto de nacer gracias a este maravilloso descubrimiento. Por eso, llevado por la euforia generada por su capacidad de visionar el futuro -un futuro el cual no quiere que nadie le arrebate de las manos- comete uno de los errores más frecuentes en el entorno emprendedor, el cual consiste en guardar con recelo absoluto su idea; decide no compartir con amigos, familiares y mucho menos con desconocidos en que consiste este revelación con la que cambiara nuestro planeta, todo esto para evitar que alguien vaya a hacer uso de su idea antes de que el mismo la ponga en marcha. Y no los culpo, después de todo ¿Quién está dispuesto a permitir que otro viva sus sueños?
Este concepto de proteger casi herméticamente su idea para que no vea la luz antes de tiempo es alimentado por cientos de casos que escuchamos día a día de personas que toman ideas de otros y las vuelven realidad, obteniendo millones de dólares en ingresos, mientras que el que verdaderamente la tuvo no ha podido gozar del más mínimo de esos dólares. Por ejemplo, todos recordamos las disputas legales en las que se vio envuelto el creador de Facebook Mark Zuckerberg con los gemelos Winklevoss, quienes aseguraban haber ideado la red social más grande del planeta.
Sin embargo, este tipo de historias resulta ser poco común, pues a la hora de la verdad pocas ideas resultan ser lo suficientemente innovadoras en un principio como para que alguien decida tomarse el trabajo de apropiarse de ella. En cambio, al tomar esta decisión le está negando potencial de crecimiento e innovación a su propia idea, está evitando validar a partir de las opiniones de terceros si verdaderamente sus hipótesis tienen el potencial que él cree tener.
Y es que nada resulta más productivo para la ideación de un nuevo modelo de negocio que compartirlo con terceros, especialmente si estos no están inmersos en el campo de acción del nuevo proyecto, pues nos pueden compartir con una noción simple que es lo que verdaderamente perciben de nuestro proyecto o aún mejor podrían hacernos sugerencias que por partir desde otra perspectiva diferente, lograrían brindarle este toque innovador a nuestro proyecto que realmente lo convertiría en escalable a nivel mundial.
Por eso la invitación es a que busquen retroalimentación constante de personas de su entorno, especialmente si estos podrían ser futuros clientes de su empresa. No se guarden para sus adentros una idea con el temor de que sea robada, pues después de todo una idea no tiene ningún valor, lo verdaderamente valioso es su ejecución y esta tiene que llevarse a cabo con el mayor nivel de innovación desde sus inicios, el cual puede mejorar si trabajamos en conjunto y a partir de una sinergia de fuerzas, porque como hace poco me dijo algún amigo recuerden que “nadie hace algo grande solo” y esta es su oportunidad de hacer algo verdaderamente grande.
Nota: Para aquellas personas que poco les gusta leer hemos decidido crear un breve resumen de nuestra entrada en video:
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