viernes, 22 de agosto de 2014

Hoy en dia, es muy común ver como las empresas grandes sacan pecho y no pierden oportunidad para mostrarle a sus clientes que están certificados bajo alguna norma internacional que les acredite calidad, el más común: ISO 9001, y no es para menos, porque contar con este tipo de certificaciones realmente implica un gran esfuerzo para la compañía, tanto desde la perspectiva financiera (son significativas las inversiones que se deben llevar a cabo para certificarse) como desde la perspectiva de su personal, por eso saben que a dicho esfuerzo tienen que sacarle el mayor jugo posible, adicional claro, a los beneficios que trae consigo desde el punto de vista de control organizacional. Sin embargo, ¿Es conveniente para una Startup buscar certificarse bajo este tipo de normas?

Desde mi punto de vista, no, ¿Por qué? Porque si bien, estar certificados trae grandes beneficios tanto en el plano interno - ya que permite recolectar información suficiente como para tomar decisiones más acordes a la situación real de la empresa, detectar puntos en los que se esta fallando para plantear acciones de mejora o medir el rendimiento de nuestro personal -, como desde el plano externo - pues la imagen que proyectan estas en empresas frente a sus clientes, es de solidez, seriedad y sobre todo una garantía de que sus servicios cumplen con estándares de clase mundial - este tipo de acreditaciones tienen desde mi punto de vista, una serie de problemas que limitarían el crecimiento de cualquier emprendimiento en edad temprana que son:

  1. Tienden a generar un exceso de burocracia dentro de la empresa, se vuelve necesario para la organización contratar una gran cantidad de personal que dedicado a llenar formatos, que en algunos casos, solo pasan a ser parte de un gran archivo, lo cual, iría en contra de la capacidad financiera de la empresa, mientras que al mismo tiempo limita la capacidad de invertir esos recursos en mejorar su oferta de productos o servicios.
  2. Generan un exceso de operatividad destinada a cumplir con ciertos parámetros que no están alineados con la misión de la empresa, por lo tanto, el personal destina gran parte de su tiempo a esto, tiempo que podría dedicar a labores que verdaderamente generen un impacto en los niveles de crecimiento que tanto necesita una compañía en sus primeros años
  3. Y por último, le resta flexibilidad a las compañías, este punto quizás es el más importante, pues las Startups deben tener capacidad de reaccionar ante los cambios cada vez más frecuentes del mercado, tienen que poder tomar decisiones arriesgadas en cuestión de instantes, que podrían dejar una huella indeleble en el futuro de la compañía, podrían incluso determinar si estas compañías pasan a alimentar el historial de empresas exitosas, o a alimentar el muro de los fracasos.

Con lo anterior, no quiero restarle importancia a los sistemas de gestión de calidad, ni mucho menos negar lo efectivos que pueden llegar a ser como herramientas para los gerentes, solo queria resaltar que desde mi punto de vista, estos sistemas están diseñados para empresas maduras, empresas ya consolidadas en los mercados y con un músculo financiero que los pueda soportar. Por eso, mi recomendación es que, sin descuidar la calidad, las Startups enfoquen todos sus primeros esfuerzos en desarrollo de productos, fidelización de clientes, aumento de ventas, para que de esta forma puedan lograr esa estabilidad tan difícil de alcanzar sobre todo en sus primeros años de constitución.

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