Son muchos los temores que atraviesan por la cabeza de un emprendedor al momento de lanzarse al mercado, está el temor a perder sus recursos, de estar equivocados y que su idea no sea tan trascendente como el cree, el miedo a perder un tiempo valioso que quizás la vida laboral podría cobrarle o el pánico que genera el ser señalado por los demás como un loco, en fin, una cantidad de situaciones que parten desde la subjetividad de cada proyecto y que sin duda alguna, podrían mortificar al más valiente de todos y que solo los más osados se atreven a superar. No obstante, existe un miedo que está latente en toda nueva iniciativa emprendedora y que sin lugar a duda no debemos dejar pasar desapercibido, este monstruo que le quita el sueño a muchos, y del cual ninguno se escapa no tiene otro nombre que: COMPETENCIA.
Y no los culpo, hoy más que nunca podemos observar como las compañías luchan unas contra otras por ganar un espacio en el corazón del consumidor, como cada día nacen compañías que logran desbancar de esos tronos de cristal a empresas que hasta hace solo unos años parecían intocables, como las grandes organizaciones invierten millones en recursos para generar una oferta superior a la de la competencia y así asegurar su supervivencia por lo menos por unos años más.